domingo, 23 de junio de 2013

NO a la ley LOMCE (por un creyente)

Algo falla en las normas del Señor


   Durante mi asistencia a clases de Religión (materia a todas luces mal llevada, pues he aprendido más sobre teología fuera que dentro de las aulas, salvo contadas ocasiones) me han enseñado aquello de "No hagas a los demás lo que no quieras para ti". Hasta aquí casi todo el mundo, bien sea creyente o no, está de acuerdo con esta pequeña frase que contiene una gran carga filosófica.


   Hace cosa de un mes o así, me enteré de la puesta en marcha de la ley LOMCE y me puse de mal humor. Si bien desconozco todos los cambios de esta propuesta educativa, si sé que lo más polémico es que hace la asignatura de Religión evaluable para la nota media, dejando en clara desventaja al estudiante no creyente o practicante de otra fe. Señores, el hecho de profesar una creencia es un derecho, no una obligación (parafraseando a Ramón Sampedro). Y espero que muchos creyentes se manifiesten en contra.


   A estas alturas, los lectores de mi blog sabrán que soy una persona creyente y respetuoso con las convicciones religiosas ajenas. Y cuando hablo de respeto, hablo de respeto real, y no de esa apestosa e inflamable tolerancia camuflada de "respeto". Porque no es la primera vez que leo un comentario del estilo "yo respeto a los religiosos, pero sus creencias son estúpidas" o peor "yo respeto las creencias ajenas, pero habría que eliminar la religión de la sociedad (o "eliminar la libertad religiosa" en su defecto)". Llegados a este punto, el tan adorado respeto brilla por su ausencia.


   Yo soy una persona laica, y debo recalcar un par de puntos porque no me han quedado claros todavía. No se cual es el punto de origen del laicismo, pero yo pienso que hay dos tipos de laicos:


El antirreligioso: Que cree en un estado laico con la clara mentalidad de que la religión es mala, no hay punto intermedio. Debe ser erradicada por cualquier medio, y el primero de ellos es eliminarla del estado.
(Y tienen sus motivos para pensar así)

El igualitario: Que, al igual que yo, defiende un laicismo para lograr un equilibrio. Para evitar que los no creyentes tengan que soportar en efectos legales nuestras convicciones. Para que cualquier padre pueda educar a su hijo en la creencia (o no) que le dé en gana, sin condicionantes externos. Para que no se beneficie una parte de la población a costa de que la otra retroceda en derechos, etc etc. Y la última de las razones... porque "No hagas a los demás lo que no quieras para tí".


   Ahora si, cuando hablo de laicismo, no halo de Ateísmo. Es decir, fue los autobuses ateos y cualquier cosa que pueda ofender mis sentimientos religiosos, lo siento, pero si yo pienso en la comodidad ideológica de los demás, lo único que pido es ese mismo respeto de vuelta. Cosa que apenas ocurre.


   Y por estas razones y más, que no recuerdo en estos momentos, estoy totalmente en contra de la ley LOMCE.


Un saludo

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