jueves, 9 de marzo de 2017

Me han tomado el pelo

   Un día como otro cualquiera, como hoy no tengo clase (¡he vuelto a estudiar! el ciclo que abandoné en 2009. Pero ese es otro tema) me paso unas cuantas horas viendo Crimen e Investigación en la tele. Para acabar en el ordenador haciendo tiempo hasta la hora de comer.


   Me llaman y acudo a la cocina. Mientras me sirvo mi delicioso arroz blanco sin sal con un chorizo de tofu (me encanta, no es broma), escucho algo en el telediario. Basta con un par de segundos para que mi cabeza se ponga en alerta. Yo a ese tío lo conozco de algo... ¡Paco Sanz!. ¡Y detenido por presunta estafa!. Pero esto no es lo que importa. El caso es que mientras lo veía. Un sentimiento recorría mis entrañas. Lo más extraño es que no era ira, ni enfado. Sino resolución. "A esto se le puede sacar punta" pensaba.


   Y a eso voy. Cuando recalco la palabra presunta, recalco también que no está demostrado (aunque yo crea que lo más probable es que sí lo sea, culpable, digo). Pero independientemente del fallo del Juez. Esto debería servirnos a la gente como yo. Que nos creemos que las modas no van con nosotros, que somos impermeables. !Pues toma¡ jejeje para ti (mi). 


   Ya escribí en su día un post sobre Paco Sanz, que no pienso borrar. Por si alguien desea echármelo en cara algún día. Y ahora casi lo agradezco. ¿Por qué? porque he pagado 20 € por una bonita lección. La de ser más desconfiado. Más duro de corazón e investigar y pedir cuentas antes de abrir la cartera. Mi madre cuando da limosna o algo similar suele decir que ella está tranquila. Que ha cumplido, lo que hagan con el dinero es cosa suya. Alla ellos con su conciencia.


   Y no puedo estar más en desacuerdo. Cuando alguien se aprovecha (se entiende que para mal) de la bondad colectiva. Crea, a mi parecer, un resentimiento que juega en contra de todos los que sí necesitan ayuda. Por no hablar que cuando se ayuda a alguien, no se hace para sentirse bien, sino para ayudar a esa persona. Y ese euro que das no es para tí, sino para él/ella. Es inevitable tener una sensación placentera, y es bueno. Pero creo que debería ser una consecuencia, no un objetivo.


   Es evidente que no le vas a decir a nadie en que se tiene que gastar su dinero. Pero esto cambia cuando hablamos de una ONG. Los propios colaboradores deberíamos leernos los resúmenes que nos mandan a casa. Ser más críticos e investigar un poco por nuestra cuenta qué y en qué se gastan nuestras monedas. Para evitar casos como estos, y no dejarnos las llemas de los dedos pidiendo justicia y castigo por todo el internet conocido.


   Y esto es lo que he sacado en claro. Puede parecer obvio, incluso ingenuo o negligente, pero yo estoy muy orgulloso de mi forma de actuar frente a esta historia.

Un saludo